miércoles, 24 de septiembre de 2008

Afroecuatorianos en el mundial



Hace tiempo atrás, una frase se acuñó en el imaginario de los hinchas de la selección ecuatoriana de fútbol: “Jugamos como nunca, y perdimos como siempre”. Quienes tenemos más de tres décadas a cuestas, asistíamos a los partidos del combinado nacional en la Copa América o las eliminatorias mundialistas, con la esperanza de que no nos golearan o que al menos se hiciera una honrosa presentación.
Varios factores conspiraban para aquello: falta de políticas estatales, dirigentes deportivos regionalistas que nunca se ocuparon de la formación de las divisiones menores y que estaban preocupados de hacer de la dirigencia deportiva un trampolín para saltar a la palestra política, una prensa deportiva también regionalista e improvisada, un país racista, con complejo de inferioridad y baja autoestima.
Con la clasificación de la selección ecuatoriana por dos veces consecutivas a los campeonatos mundiales de fútbol Corea-Japón 2002, y el paso por primera vez a octavos de final en Alemania 2006, el Ecuador se ha puesto en la mira de la opinión mundial, pero aquello no debe hacernos olvidar que el 95 % de los jugadores son afroecuatorianos que provienen de las regiones más pobres del país: Esmeraldas (Edwin Tenorio, Iván Hurtado, Carlos Tenorio, Neicer Reasco, Segundo Castillo, Félix Borja), el valle del Chota (Agustín Delgado, Ulises de la Cruz, Geovany Espinoza, Edison Méndez), Sucumbíos (Antonio Valencia).
¿Cómo es que un pueblo marginado como el afroecuatoriano, sin acceso a los servicios básicos; desatendido por todos los gobiernos en materia de salud y educación ha logrado mejorar la imagen del Ecuador a diferencia de los políticos, los banqueros y diplomáticos ineficaces y corruptos?
Hace 165 años, el 25 de Julio de 1851 el General José María Urbina decretó la manumisión de los esclavos negros en el Ecuador. A partir de ello, poco o nada ha hecho la legislación ecuatoriana porque los negros sean considerados Sujetos de derecho, más bien han sido invisibilizados sistemáticamente mediante prejuicios raciales calificándolos de vagos y delincuentes, sin revalorizar las ricas manifestaciones de la cultura afroecuatoriana presente en su arte culinario, en la marimba esmeraldeña, en la bomba del Chota, en poetas y escritores como Nelson Estupiñán Bass, etc.
Uno de los responsables de esa premeditada invisibilización son los grandes medios de comunicación que tratan de introyectar en el imaginario de los ciudadanos ecuatorianos el símbólo del “el tricolor ecuatoriano”, para ocultar nuestras contradicciones sociales y la inequitativa distribución de la riqueza; y se empeñan en hacer una especie de “blanqueamiento mediático” (varios periodistas hablaron en su momento de “blanquear la selección”), basta leer los titulares: “Gracias Tricolor” del diario El Comercio, o “Ecuador: un tractor amarillo”, del periódico Hoy.
Los spots publicitarios no muestran elementos de la negritud, reporteros y cámaras de televisión (voraces cultores del rating) sin desparpajo alguno entran a los humildes hogares de los familiares de los integrantes del equipo de fútbol para mostrar morbosamente las imágenes de la pobreza y el abandono en que viven.
Alemania 2006 será recordado como un mundial demasiado técnico, con un juego demasiado apegado a la europea (aquello me ha hecho recordar que muchos de los escritores latinoamericanos pensaban que para ser escritores tenían que escribir como europeos o al menos irse a vivir en París), el combinado nacional ha sido uno de los poquísimos equipos participantes que a más de evidenciar orden, apego a la estrategia, ha vuelto a rescatar la gambeta, el dribling, el jogo bonito, características del fútbol sudamericano que de un tiempo a esta parte habían sido dejadas de lado por privilegiar el resultado esperado por la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) que, junto con las grandes transnacionales de medicamentos, bebidas, ropa e implementos deportivos, etc, se han ingeniado la forma para que los países denominados grandes (Italia, Francia, Brasil, Alemania, Argentina) no se eliminen entre sí en la primera fase.
¿Qué representa para los negros y los ecuatorianos en general un buen resultado en la Copa del mundo? La ocasión para exigir que el estado ecuatoriano incluya a los negros tradicionalmente excluidos dentro de todos los ámbitos de la vida nacional, la posibilidad de romper con ciertos prejuicios sociales incluso de ciertos académicos: “los negros son incapaces de organizarse por su carácter indisciplinado”.
Los goles de sus delanteros nos han dado una lección de unidad, de trabajo en equipo, de esfuerzo, de ganas de superación; algo que los demás ecuatorianos, reconociendo nuestra diversidad cultural, deberíamos imitar para llevar a cabo un proyecto de país que eleve la calidad de vida de todos los ciudadanos, sin olvidar tampoco que sea cual sea el resultado de nuestra participación en Alemania 2006 se deberán aclarar lo sucedido en le Federación Ecuatoriana de Fútbol en el bullado caso de coyoterismo.
Que estos triunfos sirvan para que esa frase: “Jugamos como nunca y perdimos como siempre” quede definitivamente enterrada en el pasado. Para reafirmar nuestra identidad tal como los miles de inmigrantes que alentaron a los futbolistas en todos los estadios alemanes.
José Villarroel Yanchapaxi

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