miércoles, 24 de septiembre de 2008

Elogio de la escritura



¿Por qué y para quien escribo?

Escribo para la gente de mi pueblo que la prensa oficial se empeña en hacerlos aparecer como débiles mentales, porque no hablan ni entienden el lenguaje científico, tecnicista o académico.
Escribo porque no admito que la realidad sea una dactilografía de programas, planes y proyectos de escritorio, diseñados por hombres rubios ojiazules, (amiguetes del protocolo) que presiden fundaciones y ONGS con mentalidad de patriarcas, que se desgañitan afirmando en los foros mundiales como la Organización de Naciones Unidas que la deuda externa es un mal necesario para los países del tercer mundo o en vías de desarrollo.
Escribo porque sospecho de iluminados, predestinados, genios y semidioses.
Escribo porque abjuro de los catadores de palabras, asiduos asistentes a congresos, parlamentos y seminario, cultores de escansiar a diestra y siniestra frases de sus autores favoritos, que a ellos les hubiera gustado primero publicar.
Escribo porque está prohibido encarcelar la palabra o hacerla clandestina, lo contrario es convertirse en cómplice y encubridor de oteadores fatalistas que asesinan la esperanza, afirmando que no hay nada que hacer, que todo está dado y que de nada sirve la utopía.
Escribo porque siento y pienso como pueblo, porque soy parte de él, y si eso es tomar partido, bendita sea la escritura.
Escribo porque sueño que llegue el día en que los libros (aunque sean pirateados) inunden las calles para que hombres, mujeres y niños se abracen en vuelo de cóndores, para alzar puños y voces de rebeldía en contra de quienes los explotan y oprimen.
Escribo para que el arte y la literatura no sea un artículo de lujo en manos de coleccionistas, dueños de galerías, anticuarios y museos.
Escribo porque aspiro que la cultura vuelva a donde realmente pertenece, al pueblo.
Escribo porque, escribir es mi oficio, y si eso es tomar partido, bendita sea la escritura.
José Villarroel Yanchapaxi

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