miércoles, 24 de septiembre de 2008

El happening sobre el cuerpo



El Happening es una creación colectiva que revelan las relaciones de pasada en que se debate la sociedad contemporánea. Es una propuesta presentada “al paso” en que lo espontáneo y el azar de la circunstancia son protagonistas. No atiende a guiones, montajes o puestas en escena preconcebidos y fusiona las artes escénicas con la poesía, la música, el malabarismo, etc. Los intentos artísticos de “cuerpos pintados” que se vienen realizando en algunos cafés y salas de teatro de Quito como la Asociación Humbolt, Café Libélula, etc, convocan a un público ávido de propuestas estéticas. La idea, aunque no del todo original (la tribu de los Maori en Australia o los guerreros Huaorani y los Tshachilas en el Ecuador pintan su cuerpo para identificar su sentido de pertenencia comunal) propone repensar la idea estética de los artistas ecuatorianos frente a su propio cuerpo y al cuerpo del Otro.
El capitalismo ha logrado hacer una ecuación entre el ideal de belleza, la creación de deseos y la sociedad de consumo. La lógica del mercado es vender cuerpos asociados con el confort. En esa guerra de introyectar imágenes, los publicistas y diseñadores hacen del cuerpo (principalmente femenino) la imagen del éxito, la calidad de vida y el poder.
Atrás quedaron los cuerpos pintados por los pintores de la edad media como Boticelli, cultores de la figura rolliza, regordeta, pródiga en tejido adiposo, para dar paso al cuerpo curvilíneo, de medidas 90-60-90 de las divas del Cine como Sofía Loren, Ava Garder, Bo Derek y el cuerpo anoréxico de las modelos de diseñadores de modas, como Naomi Campell.
Proponerse pintar el cuerpo es sin duda un desafío, es desentrañar la falsa moralidad que a veces confunde lo erótico con lo pornográfico. En la pornografía la imagen no nos devuelve la mirada, muestra todo sin dejar nada para la imaginación y el efecto es la desublimación depresiva. El espectador pretende arrancarse los ojos como Edipo por haber cejado sobre su deseo, por develarse lo prohibido, por haber pagado su entrada.
Si, tal vez la propuesta de “cuerpos pintados” contenga un desafío mayor porque asistimos a la fragmentación y a la mutilación del cuerpo societal que ha perdido el control de su razón de ser, pero: ¿Porqué no despertar la erótica soterrada por la cultura sanfranciscana de la sociedad ecuatoriana que aún cabalga disfrazando el morbo? ¿Porqué no desentrampar la mogigatería y pintar por fuera de ese cuerpo de cuento de hadas del los hermanos Grimm?
El Imaginario del cuerpo es lo Real imposible de ser aprehendido, es el lugar donde se registra el goce, el placer y el displacer de las sensaciones, las emociones y los sentimientos. Aunque parezca absurdo hay que empezar a pintar, a cantar, a escribir contra ese cuerpo de las trasnacionales, de vallas publicitarias y los patrones de belleza globalizados. Tal vez así nos reconozcamos.
José Villarroel Yanchapaxi

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